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Cuentos

CUENTOS:
El papel y la tinta

           Estaba una hoja de papel sobre una mesa, junto a otras hojas iguales a ella, cuando una pluma, bañada en negrísima tinta, la mancho llenándola de palabras. ¿No podrías haberme ahorrado esta humillación? Dijo enojada la hoja de papel a la tinta. Tu negro infernal me ha arruinado para siempre.
No te he ensuciado. Repuso la tinta. Te he vestido de palabras. Desde ahora ya no eres una hoja de papel, sino un mensaje. Custodias el pensamiento del hombre. Te has convertido en algo precioso.
En efecto, ordenando el despacho, alguien vio aquellas hojas esparcidas y las junto para arrojarlas al fuego. Pero reparo en la hoja "sucia" de tinta y la devolvió a su lugar porque llevaba, bien visible, el mensaje de la palabra. Luego, arrojo las demás al fuego.

La leona
Los cazadores, armados de lanzas y de agudos venablos, se acercaban silenciosamente.
La leona, que estaba amamantando a sus hijitos, sintió el olor y advirtió en seguida el peligro.
Pero ya era demasiado tarde: los cazadores estaban ante ella, dispuestos a herirla.
A la vista de aquellas armas, la leona, aterrada, quiso escapar. Y de repente pensó que sus hijitos quedarían entonces a merced de los cazadores. Decidida a todo por defenderos, bajó la mirada para no ver las amenazadoras puntas de aquellos hierros y, dando un salto desesperado, se lanzó sobre ellos, poniéndolos en fuga.

 Su extraordinario coraje la salvó a ella y salvó a sus pequeñuelos. Porque nada hay imposible cuando el amor guía las acciones.
El Leñador Honrado
Había una vez un pobre leñador que regresaba a su casa después de una jornada de duro trabajo. Al cruzar un puentecillo sobre el río, se le cayo el hacha al agua.
Entonces empezó a lamentarse tristemente: ¿Cómo me ganare el sustento ahora que no tengo hacha?
Al instante ¡oh, maravilla! Una bella ninfa aparecía sobre las aguas y dijo al leñador:
Espera, buen hombre, traeré tu hacha.
Se hundió en la corriente y poco después reaparecía con un hacha de oro entre las manos. El leñador dijo que aquella no era la suya. Por segunda vez se sumergió la ninfa, para reaparecer después con otra hacha de plata.
Tampoco es la mía dijo el afligido leñador.
Por tercera vez la ninfa busco bajo el agua. Al reaparecer llevaba un hacha de hierro.
¡Oh gracias, gracias! ¡Esa es la mía! Pero, por tu honradez, yo te regalo las otras dos. Has preferido la pobreza a la mentira y te mereces un premio.
                                                     
                               La masita 

Había una vez una abuelita llamada Juanita, a ella le gustaba mucho hacer pastelitos, los hacia de todos los tipos y sabores. 

Un día le sobró un poco de masa y decidió hacer unos pancitos, la primera masa era grande, la segunda también, cuando iba a hacer la tercera se dio cuenta que le quedaba poca masa, entonces hizo una bien chiquita, de pronto las masas grandes se empezaron a reír de la mas chica, y le decían que era la masa mas chica que nunca habían visto jajaja, nunca crecerás, la masa chiquita empezó a llorar, por que ella quería ser un pancito grande y rico, y les pidió que no se burlaran de ella, al rato llego la abuelita Juanita a poner las masas al horno,calentó el horno y listo!! las masas se estaban cocinando, cuando de pronto las grandes masas no crecían si no que se pusieron todas quemaditas y feitas, mientras que la masa chiquita empezó a crecer y crecer y crecer!! era hermosa...La abuelita saco los panes del horno y vio que dos estaban feitas y quemadas pero la mas rica y grande de todas era la que un día fue una masa chiquita, entonces la masita que ahora era un pan tan rico y grande dijo.. soy un pancito feliz ahora soy grande y nadie se burla de mi, mientras que las otras masas grandes y feas lloraban.


Peter Pan


Peter Pan es un niño volador que, acompañado del hada Campanilla, invita a la niña Wendy y a sus dos hermanos a visitar volando la isla de Nunca Jamás y conocer a los Niños Perdidos que viven con él, con la intención de que Wendy sea la mamá de todos ellos. En la isla también viven los piratas liderados por el Capitán Garfio, a quien Peter cortó la mano y se la dio a comer a un cocodrilo que lo persigue desde entonces. Al llegar, los niños construyen encantados una casa para Wendy, que ejerce su papel de madre amorosa, contando cuentos, dando medicinas y poniendo normas. Tras varias aventuras en la isla, Garfio captura a los niños justo cuando Wendy los había convencido, con el enfado de Peter, para volver y ser adoptados por su familia. Al enterarse del rapto, Peter acude a rescatarlos y vence a Garfio en la lucha final, entregándoselo al cocodrilo. Después vuelven todos a casa, donde son adoptados, excepto Peter, que no quiere crecer y decide regresar a la isla, prometiendo volver para llevarse a Wendy cada primavera.


El traje nuevo del Emperador


Había una vez un Emperador al que tanto importaban sus vestidos, que encargó un traje nuevo a dos bribones que prometieron hacerle un traje con una tela tan especial que solo podrían ver quienes no fueran tontos o indignos de su cargo. Pero solo acumulaban el oro y los ricos materiales que recibían, mientras hacían como que tejían. Cuando los asesores del Emperador fueron a ver a los sastres tuvieron el traje. Lo mismo ocurrió con cuanto al miedo de ser tomados por tontos, y regresaron alabando grandemente los visitaron, y con el propio Emperador, quien, cuando el traje estuvo listo, no dudó en quitarse sus ropas. Y fue al desfile vestido con sus invisibles telas, que también eran alabadas por todo el pueblo. Hasta que un niño gritó entre risas "El emperador está desnudo" y todos, incluido el Emperador, se dieron cuenta del engaño y del ridículo que habían hecho.


Pulgarcito 

Pulgarcito era un niño del tamaño de un pulgar. Era el menor de los 7 hijos de unos leñadores tan pobres que decidieron abandonar a sus hijos en el bosque. Pulgarcito los escuchó, y se preparó para ir dejando caer piedras por el camino y guiar a sus hermanos de vuelta. Aunque inicialmente sus padres se alegraron del regreso, tiempo después volvieron a intentarlo. Esta vez Pulgarcito arrojó las migas de su pan para marcar el camino, pero los pájaros se las comieron y resultaron perdidos. Tras muchas vueltas encontraron la casa de un ogro, aficionado a comer niños, que vivía con su mujer y sus siete hijas. El ogro, al descubrir a los niños, quiso matarlos, pero la mujer le convenció para reservarlos para mejor ocasión. Aquella noche Pulgarcito cambió su gorro y el de sus hermanos por las coronas de las hijas del ogro y, cuando el ogro despertó a oscuras y pensó de nuevo en matarlos, fue a sus hijas a quienes mató, mientras Pulgarcito y sus hermanos huían. Al descubrir lo ocurrido, el ogro persiguió a los niños calzando sus botas de siete leguas, capaces de avanzar esa distancia tanto a cada paso. El ogro buscó largo rato y acabó dormido sin saber que Pulgarcito lo vigilaba. Este le robó las botas y las usó para llegar hasta el palacio del rey y ponerse a su servicio como mensajero, lo que le hizo enriquecerse de tal modo que ni él ni su familia volvieron a pasar hambre.


La Bella y la Bestia



Durante un viaje un hombre acaba en un castillo mágico habitado por una bestia, que termina encerrándolo. Para salvarlo, su hija menor se ofrece para quedar con la bestia a cambio de la libertad de su padre. En el palacio, la Bestia trata a Bella con grandes atenciones y comienzan a hacerse amigos, hasta que Bella abandona el castillo para ir a visitar a su padre enfermo, prometiendo regresar. Al retrasarse a su vuelta, la Bestia está a punto de morir de tristeza, y cuando Bella le encuentra así le confiesa su amor, deshaciendo el encantamiento que encerraba a un príncipe bajo la forma de bestia.


Cenicienta


El padre de Cenicienta, viudo, se casó con una mujer con dos hijas. Al morir él, llenas de envidia por su dulzura y belleza, la tratan con gran desprecio y le obligan a hacer las tareas más sucias; pero ella sigue manteniéndose dulce y serena. El príncipe organiza un baile para buscar esposa pero a pesar de ser su mayor ilusión, la madrastra impide asistir a Cenicienta. Mientras llora aparece su hada madrina, que la transforma en una princesa para ir al baile, advirtiendo que el hechizo se deshará a medianoche. Cenicienta y el príncipe se enamoran y bailan sin parar, pero al dar la medianoche Cenicienta sale corriendo, perdiendo uno de sus zapato. El príncipe decide probárselo a todas las jóvenes y casarse con aquella a quien le sirva. Y a pesar de los malvados intentos de la madrastra y sus hijas, finalmente el zapato le sirve a Cenicienta, que se casa con el príncipe.


             El alacrán de Fray Gomez

Era un lego contemporáneo de Juan de la Pipirindica y de San Francisco Solano. Era refitolero en el hospital de los frailes y el pueblo y la tradición lo recuerdan por Fray Gómez.
Hizo en mi tierra milagros a mantas: un día iba por el puente, cuando un caballo desbocado arrojó al jinete que, patitiezo, arrojaba sangre por la boca y narices: “¡Se descalabró!” -gritó el gentío. Fray Gómez puso sobre su boca el cordón de su hábito, diole bendiciones Y el jinete se levantó como si nada: “¡Milagro, viva Fray Gómez!” -exclamaban los testigos.

Estaba una mañana en su celda, cuando dieron a la puerta unos golpecitos: “Entre, hermanito” -autorizó Fray Gómez.


Y entró un individuo algo desarrapado, delatando pobrezas, pero con la proverbial honradez del castellano viejo. “Tome asiento y dígame lo que por acá le trae” -invitó el lego.

Padre, soy hombre de bien, -dijo- trabajo de buhonero, pero mi comercio no cunde por falta de quinientos duros...

Las puertas se me han cerrado, -añadió- por eso le ruego que me los preste por seis meses. Tengo fe que lo hará.

- La fe lo salvará -contestó Gómez-. Espere un momento.

Buscó en las paredes, vio un alacrán que andaba por la ventana, lo cogió, lo envolvió y dándoselo, le dijo:

- Tome y empeñe esta alhajita, pero sólo por seis meses.

Se deshizo en agradecimientos y corrió donde el usurero. El alacrán era una alhaja: una esmeralda engarzada sobre oro, y la cabeza un grueso brillante con dos rubíes por ojos.


El usurero, gran conocedor, la vio con codicia y le ofreció dos mil duros; pero el buhonero sólo aceptó los quinientos por seis meses, más el interés judaico.

Firmaron papeletas, acariciando el agiotista la esperanza de Que podía ser suya.

Pero fuele tan bien al buhonero, que cumplido el plazo la desempeñó y envuelta igual, se la devolvió al lego; quien tomó la joya, la puso en la ventana y la bendijo, diciendo: “Animalito de Dios, sigue tu camino”. Y el alacrán echó a andar por las paredes de la celda. “Y vieja, pelleja, aquí dio fin la conseja”.



Los ratones de Fray Martin

Comieron en un plato: perro, pericote y gato. Con este pareado circulaba un impreso de milagros, allá por 1840, durante la beatificación de Fray Martín de Porres.
Nació en lima el 9 de diciembre de 1579; hijo del español Juan de Porres y de una panameña. Desde muy niño, llevolo su padre a Guayaquil, donde aprendió a leer y escribir. A su regreso, aprendió el oficio de barbero en Malambo.
Mal se avino Martín con la navaja, optando por la carrera de santo. Vistió a los veintiún años de lego en Santo Domingo, donde murió el 3 de noviembre de 1639.
El lego tuvo apego por los pericotes, que llegaron con un cargamento de bacalao que envió el obispo de Palencia.
Los indios les decían hucuchas o salidos del mar. Ya en el convento, campeaban en celdas, cocinas y refectorios.
Los gatos, muy escasos, fueron traídos por el soldado Montenegro que vendió uno a Almagro “el Viejo”.
Aburridos los frailes, inventaron trampas para cazar ratones. Martín puso una en la enfermería y uno bisoño, atraído por el queso, se dejó atrapar en ella.
-Hermanito, - le dijo Martín - diga a sus amigos que vayan a la huerta, que yo les llevaré alimentos cada día. y la ratonil muchitanga se mudó a la huerta.
Martín los visitaba y ellos acudían como llamados con campanilla.
Tenía también un perro Y un gato que comían en un solo plato. Una tarde, el perro gruñó y encrespose el gato, pues un ratón - atraído por el olor - asomó el hocico fuera de su agujero. Martín, mirando a perro y gato, les dijo:
- Cálmense, criaturas de Dios; - y acercándose al agujero, añadió - salga sin cuidado, hermano pericote, debe tener hambre; apropíncuece que no le harán daño... Y ustedes, denle un lugar al convidado, que Dios da para tres.
El ratón, sin hacerse de rogar, aceptó el convite; y desde ese día comió en amor y compañía de perro y gato.

Los incas ajedrecistas


Hernando de Soto, Juan de Rada, Francisco de Chávez, Blas de Atienza y el tesorero Riquelme se reunían todas las tardes en Cajamarca, donde estuvo preso Atahualpa desde el 15 de noviembre de 1532 hasta su muerte, el 29 de agosto de 1533. Jugaban ajedrez en dos tableros, toscamente pintados, y las piezas eran del barro empleado para la alfarería.
El Inca, aunque estaba sentado junto a su amigo de Soto, no daba señales de saber el juego. Pero en una partida entre de Soto y Riquelme, intentó Hernando mover el caballo y el Inca, tocándole el brazo, le dijo: “No, no... ¡El castillo!”.
De Soto jugó la torre y sufría Riquelme inevitable mate. Desde entonces, Hernando invitaba alinea Atahualpa a jugar, siendo digno discípulo del maestro, jugando de igual a igual; pero el inca pagaría con su vida el mate de Riquelme.
De los 24 jueces convocados por Pizarro, se le condenó por 13 votos contra 11. Riquelme firmó por su muerte.
En 1534, Pizarro viajó al Cuzco ciñendo la insignia imperial a Inca Manco, hijo de Huáscar; quien huyó, instalándose en los Andes. En la pelea de pizarristas y almagristas, Manco ayudó a los últimos. Muerto Almagro el Mozo, Diego Méndez y Gómez Pérez se refugiaron a su lado, en Vilcapampa,
Allí se entretenían con el ajedrez. El Inca se hizo diestro y, como a Atahualpa, le sería fatal. Una tarde jugaba con Gómez Pérez. Manco se lanzó con un enroque indebido:
- ¡Es tarde para eso, señor fullero! -arguyó Gómez.
El Inca insistió, Gómez se volvió a Méndez y le dijo:
- ¡Mire, capitán, con la que me sale este indio pu... erco!
El Inca diole un bofetón. Gómez cogió su daga y le asestó dos puñaladas, matándolo. Los indios hicieron pedazos de él y de los otros españoles. Todo por un desacuerdo en el ajedrez.


Al pie de la letra

El capitán Paiva era un cuzqueño de fuerza hercúlea, honrado y humilde de meollo. Todo lo entendía ad pedem literae “al pie de letra”. En Junín llego a  ser capitán, pero allí quedo; sus Jefes se resistían a ascenderlo.
En 1835, Salaverry era jefe supremo y admirador de la bizarría de Paiva. Al llegar a la presidencia, fue su hombre de confianza. Una tarde llamó a Paiva, y le dijo:
Busca a fulano, me lo traes y sino, allanas su casa.
- No lo vi; -dijo al volver- pero la casa quedó bien llana.
Felipe apagó la risa y pensó: “¡Pedazo de bruto!”
Tenía Salaverry por asistente al soldado “Cuculí”.
Habían mataperreado juntos, teniéndole especial cariño. No sabía leer, pero era hábil con la guitarra, la zamacueca, en empinar el codo y batirse por una pelandusca. Abusando de su afecto, cometía barrabasada y media. Llegaban quejas, y Salaverry lo arrestaba o le daba una paliza:
_ ¡Se me calienta la chicha, - amenazó Felipe - y te fusilo!
El asistente sufría el castigo y volvía a las andadas. Gorda, muy gorda -, debió ser la queja a Salaverry, porque dirigiéndose a Paiva, le ordenó:
_ Llévate a este bribón y fusílalo “entre dos luces”.
_ ¡Cumplido! - dijo al volver -. Lo fusilé en medio de faroles.
“Dos luces” era al rayar el alba. Iba a indultar a Cuculí. Felipe ocultó una lágrima y susurró: “¡Pedazo de bruto!”.
Desde ese día quedó escarmentado Salaverry.
Poco antes de Socabaya, hallábase un batallón del ejército de Salaverry acantonado en Chacllapampa. Una guerrilla boliviana se presentó, y aunque sin dañar, los provocaba. El general llegó, descubriendo una división enemiga a diez cuadras de los guerrilleros, y como sus balas no los alcanzaban dejó que siguiesen gastando pólvora.
- Dama lanceros -dijo Paiva - y te traeré un boliviano.
- No es preciso -le contestó don Felipe.
Y siguió Paiva molestando, tanto, que Salaverry le dijo:
- ¡Haz lo que quieras Anda! ¡Hazte matar!
Paiva escogió diez lanceros, desconcertó y dispersó al enemigo, e inclinándose cogió del cuello a un oficial boliviano, lo desarmó y lo puso a la grupa de su caballo.
Y emprendió regreso; tres lanceros habían muerto en la heroica embestida y varios volvieron heridos.
- Manda tocar diana - gritó Paiva -. ¡Viva el Perú!
Y cayó del caballo. Tenía dos balazos. Salaverry le dijo: “Anda y hazte matar”
Y decir esto a quien todo lo entendía al pie de la letra, era condenarlo a muerte. Yo sospecho que Salaverry, al separarse del cadáver, murmuró conmovido: “¡Valiente bruto!”.

EL BAGRECICO

La obra trata de un bagrecico que oyó decir a un viejo Bagre: "Yo conozco el mar. Cuando era  joven viaje a él y he vuelto", el bagrecico le dijo: "Yo también quiero conocer el mar". El viejo Bagre le dice: "Yo tenía tu edad cuando realice la proeza". El bagrecico se despidió de su madre y emprendió el viaje. Paso por muchas dificultades: Casi muerde un anzuelo, cayó en la red de un pescador, un pez grande lo persiguió para devorarlo, hasta que llego al mar. Luego vio emocionado el mar y comenzó su regreso. Venía nadando muy contento hasta que llego a su hogar; ya no estaba ni su madre, ni su abuelo, ni muchas de sus amistades. Entonces se dio cuenta que ya era viejo. Luego empieza a decir a otros peces más pequeños: "Yo conozco el mar, he viajado a él y he vuelto". Un bagrecico de tanto oírlo le dijo: "Abuelo, yo también quiero conocer el mar". Muy bien - dijo el anciano -, yo tenía tu edad cuando realice la gran proeza. Entonces emprendieron el largo viaje.


- Comentario: Esta obra es muy interesante porque nos relata todas las aventuras que vive este joven bagre para querer alcanzar sus sueños el cual era conocer el mar. Este bagre es una muestra de perseverancia, voluntad, fortaleza, ya que a pesar de todas las dificultades con las que atraviesa, éste no desiste en alcanzar su objetivo.

             La Caperucita Roja


Caperucita Roja era una niña que vivía con su mamá y tenía una abuelita que vivía al otro lado del bosque y que se había puesto enferma. La mamá le pidió llevar a la abuela un cesto con pasteles y frutas. Y le recomendó que no converse con extraños.

A mitad del trayecto se le apareció un lobo que le preguntó a dónde iba y qué llevaba. Caperucita le contó de su misión y el lobo le propuso una carrera para ver quién llegaba primero. Como había dos caminos, el lobo le dio a Caperucita el más largo. El lobo llegó primero a la casa de la abuelita y fingió la voz de Caperucita. Cuando la viejita le dejó ingresar el lobo la devoró de un solo bocado. Entonces se metió a la cama poniéndose el gorro y los lentes de la anciana.
Cuando Caperucita llegó la casa y se acercó a la cama creyendo que estaba su abuelita. Pero al notarla cambiada le dijo “¡Abuelita qué ojos tan grandes tienes!” y el lobo respondió “son para verte mejor”. Entonces Caperucita le dijo ¡Qué orejas tan grandes tienes! y el animal respondió “son para oírte mejor” Finalmente la niña preguntó ¡Qué dientes tan grandes tienes! y el lobo le dijo “¡Son para comerte mejor!”.
En ese el lobo intentó coger a la niña pero ésta lanzó un grito que llegó a oídos de un leñador que pasaba cerca. El leñador le dio un palazo al lobo y le abrió la panza de un hachazo. La abuelita salió con vida milagrosamente y abrazó a su nieta. Caperucita le pidió perdón por haberse dejado engañar por el lobo. Después le prometió a su mamá nunca más desobedecerla.

- Comentario: Recuerdo que cuando era niño leía estos cuentos tan interesantes  y divertidos, y siempre me dejaban una enseñanza.



 La Bolita Azul


Sebastián se embarca por primera vez en un barco como grumete. Como todos los hombres de su familia, debe ser marinero. Pero, como es un chico temeroso y cobarde, le resulta difícil superar sus miedos y actuar con valentía en situaciones difíciles. Para eso, lleva siempre una bolita azul, que lo acompaña y lo ayuda cuando tiene problemas. En el barco, hay dos hermanos, Lucio y León, que se entretienen a costa de
él, haciéndole bromas. Hasta que un día aparece un pájaro enredado en las sogas del mástil y él lo ayuda a liberarse. En ese acto, demuestra tal valentía que a partir de entonces se asegura el respeto de sus compañeros. Pero el pájaro le roba su bolita azul. Tiempo después, al bajar en un pueblo, se enamora de una niña y le promete regresar al día siguiente. Aunque no puede cumplir su promesa, porque debe volver a embarcarse. En una fuerte tormenta, el barco naufraga y el mar arroja a Sebastián hasta la playa. Allí, lo refugia una extraña mujer, que resulta ser el pájaro que le había robado la bolita azul. Como éste le debe un favor, lo lleva volando al reencuentro de la niña, con quien se casa y vive el resto de su vida. Un día, estando en la cubierta del barco, el pájaro regresa y le devuelve la bolita.


Los tres cerditos y 
          el lobo 

Tres hermanitos chanchitos querían tener su propia casita. El menor decidió hacerla de pajitas, porque eran más livianas y  era más fácil de construir.
El segundo la hizo de maderitas, demoró un poco más pero quedó muy contento. El hermano mayor demoró más pues la hizo de ladrillos. Quería que sea muy segura ya que había un lobo que hace tiempo se los quería comer.
Un día el lobo atacó al chanchito menor y con un sólo soplido derribó su casita. El asustado chanchito fue a refugiarse donde su hermano que hizo la casita de madera pues estaba más cerca y pensó que allí el lobo no los molestaría.
Pasaron unas horas y el lobo ya estaba frente a la casita de madera y con un poco más de fuerza y tiempo también la tumbó. Los dos chanchitos huyeron hacia la casa de ladrillo y muy agotados tocaron y se escondieron muy asustados. El hermano mayor les dijo que allí estarían seguros y que le darían una gran lección al lobo. Y así fue.
El lobo llegó y sopló y sopló pero no pudo derribar la casita de ladrillos. Pensó en como entrar por la chimenea, se subió y se bajó pero cayó en una olla de agua hirviendo que habían preparado los chanchitos. El lobo escapó como pudo, todo quemado y pelado. Nunca más volvió a molestar a los tres hermanitos.

- Comentario: Este cuento  me enseño algo muy importante a que siempre que se va a hacer algo se tiene que hacer  con esfuerzo y esmero y no hacer por hacer las cosas.

Bambi



Bambi es un pequeño cervatillo tímido e inseguro que vive con su madre en el bosque. Bambi irá haciendo nuevos amigos como el conejo Tambor, la mofeta Flor y la cervatillo Faline, poco a poco, irá aprendiendo grandes lecciones de su madre, hasta que la pierde por culpa de los cazadores. Bambi se va a vivir con su padre, el Príncipe del Bosque. Pasa el tiempo y Bambi se convierte en un ciervo joven y fuerte, que tendrá que luchar por el amor de su vida y enfrentarse a su mayor enemigo, el hombre.



El patito feo

Una pata tiene varios patitos, pero uno de ellos es mucho más feo, tosco y torpe que el resto, por lo que todos le dan de lado y se burlan de él. El patito decide huir de allí y se enfrenta solo y triste a los problemas del invierno. Al llegar la primavera, encuentra un grupo de cisnes que, para su sorpresa, son amables con él. Estos le hacen ver su reflejo en el estanque, y así descubrir que en realidad él era un hermoso cisne y no un pato desgarbado.


- Comentario:  Este cuento  me enseño que  no hay que juzgar a nadie por su apariencia sino por lo que tiene en  su interior.

                 
               El Soldadito de Plomo  


Había una vez veinticinco soldados de plomo con un bonito uniforme azul y rojo y un fusil al hombro. Vivían metidos en una caja de madera y se aburrían un poco. Un día oyeron una voz de niño que decía: 
   - ¡Hala! ¡Soldados de plomo! 
   Era la voz de Carlos, quien había recibido los soldados como regalo de Navidad. Enseguida los sacó de la caja. Todos eran exactamente iguales menos uno, que, aunque sólo tenía una pierna, se mantenía firme como los demás. 
   A su lado también había más regalos, pero muy pronto el soldado de plomo se fijó en una bailarina que levantaba con gracia un pie para dar a entender que estaba bailando. 
   "También le falta una pierna, como a mi. Es la mujer que me conviene - pensó el soldadito de plomo -. La quiero conocer, ¡es tan guapa!" 
   El soldadito estaba detrás de una caja sorpresa desde donde podía contemplar a la bailarina. Al llegar la noche, Carlos guardó todos los soldaditos excepto a él, porque no lo vio. Y, aprovechando que toda la familia dormía, los juguetes empezaron a divertirse. 
   De la caja sorpresa salió un muñeco verde que, al ver al soldado mirar a la bailarina, le dijo: 
   - Soldadito de plomo, ¿por qué en vez de mirar a la bailarina no miras el tipo que tienes? 
   Pero el soldadito no hizo caso y siguió mirando a la bailarina. 
   - Bueno, bueno, ya verás mañana - dijo el malvado muñeco. 
   Al día siguiente Carlos puso el soldadito en la ventana. No se sabe bien si por el viento o porque el muñeco de la caja- sorpresa cerró la ventana, el soldadito cayó a la calle. 
   - Mira, un soldado de plomo - dijo un niño que pasaba por la calle. 
   - Le haremos navegar - dijo su amigo -. Le meteremos en una barca. 
   Y dicho esto, hicieron un barquito de papel en el que metieron al soldado, luego empujaron el barco y el soldadito se alejó por las aguas de un arroyo que se había formado por la lluvia. 
   "¡Dios mío! ¿Adónde iré a parar? - pensaba el soldadito -. La culpa de todo la tiene el muñeco verde de la caja sorpresa. Estoy seguro de que si estuviera a mi lado la hermosa bailarina no me importaría estar aquí." 
   El barco cada vez tenía más agua y se hundía más, porque era de papel. Al final le cubrió la cabeza al soldadito. Pensó que sería su final y sólo se acordaba de la bella bailarina que tampoco tiempo pudo ver. Creía haberla perdido para siempre. Poco poco, se fue hundiendo hasta el fondo del arroyo. Allí se lo tragó un gran pez que pasaba en ese momento. 
   Durante un largo tiempo, se quedó a oscuras y en silencio. No sabía donde estaba, aunque tenía la esperanza de que alguien pescase el pez y lo rescataran. Estaba dormido cuando de pronto oyó una voz que le sonaba familiar: 
   - ¡Oh, mirad quién está aquí! ¡Es mi soldadito de plomo! 
   Era la voz de Carlos. El soldadito no se lo podía creer. ¿Cómo habría llegado hasta allí? La cocinera de Carlos había comprado el pez a un pescador. 
   Enseguida el soldado se dio cuenta de que estaban sus amigos y su querida bailarina. Su fortuna no duró mucho tiempo, ya que una ráfaga de viento hizo caer de nuevo al soldadito, esta vez a la chimenea, mientras se derretía, vio a su lado a su querida bailarina, que debió caer con él. 
   Nada más se supo del soldado y de la bailarina. Al limpiar la chimenea a la mañana siguiente, se encontraron un corazón de plomo y una rosa de lentejuelas. Era la señal de amor que había quedado entre el soldado y la bailarina.

El pajarito al que le faltaba una patita

Erase una vez un lindo pajarito, con su pico rosadito, con plumaje blanco y azul y con un trinar hermosísimo. Este lindo pajarito al nacer su mamita se dio cuenta que le faltaba la parte inferior de una patita, pero su mamita lo amaba como a su otro hermanito que nació en el mismo nido.Su mamita le enseñó a correr, a volar y a cantar sin importar su minúscula discapacidad. Así pasó el tiempo y el lindo pajarito ya había crecido, su mamita le dijo:                   - Hijito mío, ya tienes edad de conocer nuevas amistades y de formar un hogar.  El  pajarito sintió temor y le dijo a su mamita:                                                  
- Mamita tengo miedo al rechazo de los demás.                                                                Su mamita le contestó:                                                                                             - Pajarito, solo eres un poquito diferente a los demás, pero eso no te hace tener menor valor. Eres bueno, inteligente, hermoso y además cantas bellísimo. Quien te ame te aceptará tal como eres, no lo olvides. La mamita le dio un besito en la frente y Pajarito voló hacia otros campos.Llegó a una hermosa pradera llena de flores multicolores, árboles cargados de frutas, también había un río cristalino y sobre todo muchas aves de diferentes especies. Se posó en un árbol donde cantaban otros pajaritos. Trató de entablar conversación y ellos se rieron al ver su patita.De repente del hueco de un árbol escuchó una dulce voz que le decía:Pajarito se sintió muy triste al ver la actitud de los pajaritos y voló hacia otro árbol donde se acurrucó pensando en volver a su casa al lado de su mamita.   
 - Hola…. Hola….                                                                                                               Pajarito se sobresaltó con aquella voz, pero no sintió miedo. Del fondo de aquél agujero se asomó una linda carita.                                                                              
- ¡Hola!-dijo Pajarito sutilmente. Ella le contestó:                                                       - ¿Cómo te llamas?                                                                                                         - Me llamo Pajarito…¿ Y tú?                                                                                           - Me llamo Dulce… ¿Quieres ser mi amigo? Y Pajarito le contestó con un silbido. Ella se sonrió y terminó saliendo de la cueva. Tremenda sorpresa se llevó Pajarito al ver aquella pajarita tan bella, tenía el piquito rosadito, su plumaje era blanco con azul cielo, era tan hermosa. Pajarito se dio cuenta que a Dulce le faltaba la puntita del ala derecha.Dulce le contó que fue un niño travieso que le lanzó una piedra para atraparla y encerrarla en una jaula, pero ella logró escapar y su mamita la curó con hierbas del campo.Pajarito y Dulce viven juntos, cantan y vuelan por el campo. Hicieron un lindo nido con ramas y ahora tienen 3 pichones cantarines.
- Comentario: Este es un cuento  no enseña que  todo tenemos tanto  defectos como virtudes ,nos enseña  que  debemos aceptar a todos tal y como son y no  excluirlo  ni discriminarlo por un defecto que tenga.


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